Organiza tu tiempo
Tenemos la mala costumbre de justificarnos diciendo que estamos abrumados con tareas. Pero lo que realmente sucede es que no organizamos adecuadamente nuestro tiempo. Empecemos por mejorar nuestros hábitos básicos: está demostrado que levantarse temprano ayuda a contar con mejor disposición para realizar nuestras actividades diarias. Igual de importante es hacer una lista de tareas y organizarlas por prioridad. Agregar tiempo límite a cada tarea te ayudará a establecer mejor tus objetivos y por último, comprométete a cumplir tu horario.
Deja de buscar nuevas tareas
Muchos jóvenes creemos que al buscar un nuevo quehacer cada día estamos siendo productivos pero solo nos engañamos. Porque una persona productiva cumple con las tareas de manera eficiente dentro de los plazos establecidos y no se mide por la cantidad de cosas que hace sino por la calidad en su desempeño. Esto aplica para todo aspecto, ya sean relaciones personales, un nuevo trabajo, hogar o lugar para vivir. Lo principal es hacer que lo que ya tienes te funcione, de lo contrario continuarás arrastrando errores.
Enfócate en una cosa
Los jóvenes queremos ver los resultados, pero estamos fallando en lo principal: estar enfocados al 100%. Tratamos de hacer un poco de todo para conseguir mejores resultados. Pero no nos damos cuenta que si nos enfocamos al 100% en un solo objetivo tendríamos mejores resultados que sí enfocamos nuestro conocimiento y esfuerzo al 20% en 5 objetivos diferentes.
Mejora gradualmente
No puedes ir de un nivel 0 a un nivel 10 de la noche a la mañana. Con pequeños cambios que implementes en tu rutina podrás mejorar 1% cada día. Te ayudará a formar o mejorar hábitos buenos: empieza a leer una página, escribe un párrafo cada día, comienza por hacer 10 minutos de ejercicio. Pero empieza y hazlo hoy. El truco es ser constate.
No culpes a la motivación
Lo que dejas de hacer no es por falta de motivación, sino por falta de disciplina. Como lo mencionamos anteriormente, ser constante es clave para lograr tus objetivos, sin importar lo rápido o lento que vayas ¡no te detengas! Recuerda el primer punto: establecer tiempo límites y ser comprometidos con el horario. Rodéate de personas que con las mismas ambiciones. Así no tendrás distracciones en el camino sino alentadores. Te darás cuenta que la disciplina y consistencia son mejores aliados que la intensidad y los tiempos cortos.
Deja el rol de víctima
Es fácil culpar a otros cuando a uno le va mal y, aunque suene absurdo, es muy difícil aplaudir y celebrar nuestros logros por pequeños que sean. En el momento que dejas de poner excusas y crees en tu capacidad y conocimiento, las cosas cambian, tu mente y perspectiva se abren. Te das cuenta que es tu vida, son tus sueños, metas, objetivos y nadie más luchará por ellos. Tú serás el único responsable de llevarlos a cabo o dejarlos anotados en un papel.
Encuentra tu propósito
Sin una dirección clara te será muy difícil llegar a la meta, debes pensar qué quieres para ti, en el corto, mediano y largo plazo. Identificar las herramientas y recursos que necesitas para lograrlo, de esa manera podrás establecer un plan que te permitirá lograr fácilmente tus objetivos. No importa que tan joven seas, siempre es importante encontrar nuestro propósito.
El mejor momento para empezar fue ayer, pero el segundo mejor momento es hoy. Si estás leyendo esto, aún estas a tiempo.
No te pierdas el siguiente artículo si quieres saber más del tema: Necesitas leer esto si estas en tus 20s
Por: Margot Acha
Instagram: @margot.acha