Invertir constituye una vía efectiva para incrementar nuestro capital y materializar nuestros objetivos financieros. No obstante, toda inversión conlleva cierto grado de riesgo, es decir, la posibilidad de perder parte o la totalidad del capital invertido. Ante esta realidad, surge la pregunta de cómo invertir de manera casi libre de riesgos.
Es fundamental reconocer que no existe una inversión completamente exenta de riesgo, pero sí existen estrategias para mitigarlo y gestionarlo de manera prudente. En este artículo, exploraremos tres estrategias que pueden ayudarnos a invertir con un riesgo mínimo y proporcionarnos, al mismo tiempo, rendimientos razonables.
Diversificar la cartera
La diversificación es el principio básico de la inversión inteligente. Consiste en repartir nuestro dinero entre diferentes tipos de activos, sectores y regiones, de forma que no dependamos de un solo factor para obtener beneficios. Así, si uno de nuestros activos pierde valor, podemos compensarlo con el rendimiento de los demás.
Para diversificar nuestra cartera, podemos invertir en diferentes clases de activos, como acciones, bonos, bienes raíces o commodities. También podemos distribuir nuestras inversiones en diferentes sectores y regiones geográficas. De esta manera, si un sector o una región experimenta dificultades, no afectará significativamente a nuestra cartera en su totalidad.
Algunos ejercicios que puedes hacer para diversificar mejor tu cartera son:
• Analizar la correlación en tu cartera.
La correlación es una medida que indica el grado de relación entre dos variables, en este caso, el precio o el rendimiento de dos activos. La correlación varía entre -1 y 1, siendo -1 una correlación negativa perfecta (cuando uno sube, el otro baja), 0 una correlación nula (no hay relación) y 1 una correlación positiva perfecta (cuando uno sube, el otro también). Para diversificar tu cartera, lo ideal es buscar activos con una correlación baja o negativa, que se comporten de forma diferente ante los mismos eventos.
• Revisar y reequilibrar tu cartera periódicamente
. La diversificación no es algo que se haga una vez y se olvide, sino que requiere un seguimiento y un ajuste constante. Los precios y los rendimientos de los activos cambian con el tiempo, y lo que hoy puede ser una buena diversificación, mañana puede no serlo. Por eso, es importante revisar tu cartera al menos una vez al año y reequilibrarla si es necesario. Reequilibrar tu cartera significa vender parte de los activos que más han subido y comprar parte de los que más han bajado, para mantener las proporciones que habías establecido inicialmente. De esta forma, aprovechas las oportunidades del mercado y reduces el riesgo de tu cartera.
Elegir inversiones seguras
Otra forma de invertir sin riesgo o con un riesgo muy bajo es elegir inversiones que nos ofrezcan una rentabilidad fija y garantizada, y que estén respaldadas por entidades solventes y fiables. Estas inversiones suelen tener una baja volatilidad, es decir, que no sufren grandes variaciones de precio, y una baja correlación, es decir, que no se ven afectadas por los movimientos del mercado.
Algunos ejemplos de inversiones seguras son:
• Las cuentas de ahorro: Son depósitos de dinero en un banco que nos ofrecen un interés por mantener nuestro dinero en la entidad. Suelen tener una rentabilidad muy baja, pero también un riesgo muy bajo, ya que están cubiertas por el Fondo de Garantía de Depósitos hasta 100.000 euros por titular y entidad.
• Los certificados de depósito (CD): Son productos financieros que nos ofrecen un interés fijo por prestar nuestro dinero a un banco durante un plazo determinado. Suelen tener una rentabilidad superior a las cuentas de ahorro, pero también un riesgo mayor, ya que no permiten la cancelación anticipada o penalizan por ello.
• Los bonos: Son títulos de deuda que nos ofrecen un interés fijo por prestar nuestro dinero a un emisor, que puede ser un gobierno, una empresa o una entidad supranacional. Suelen tener una rentabilidad superior a los CD, pero también un riesgo mayor, ya que dependen de la solvencia y la calificación crediticia del emisor. Los bonos más seguros son los emitidos por gobiernos de países desarrollados, como los bonos del Tesoro de Estados Unidos o los bonos del Estado de España
Invertir a largo plazo
La última estrategia que podemos seguir para invertir sin riesgo o con un riesgo muy bajo es invertir a largo plazo, es decir, con un horizonte temporal de al menos 5 años. De esta forma, podemos aprovechar el efecto del interés compuesto, que hace que nuestro dinero se multiplique gracias a la reinversión de los beneficios, y podemos reducir el impacto de las fluctuaciones del mercado.
Para invertir a largo plazo, podemos optar por inversiones que nos ofrezcan una rentabilidad variable, es decir, que dependa del rendimiento de los activos subyacentes, como las acciones, los fondos de inversión o los ETF. Estas inversiones suelen tener una rentabilidad superior a las inversiones seguras, pero también un riesgo mayor, ya que pueden sufrir pérdidas temporales o permanentes.
Sin embargo, si invertimos a largo plazo, podemos minimizar el riesgo de estas inversiones, ya que tendremos más tiempo para recuperarnos de las caídas y para aprovechar las subidas. Además, podemos diversificar nuestra cartera entre diferentes tipos de activos, sectores y regiones, para reducir el riesgo específico de cada inversión.
Conclusión
Invertir sin riesgo o con un riesgo muy bajo es posible si seguimos algunas estrategias que nos permitan reducir y gestionar el riesgo de nuestras inversiones. Algunas de estas estrategias son:
• Diversificar la cartera entre diferentes tipos de activos, sectores y regiones, para reducir el riesgo específico de cada inversión.
• Elegir inversiones seguras que nos ofrezcan una rentabilidad fija y garantizada, y que estén respaldadas por entidades solventes y fiables.
• Invertir a largo plazo, para aprovechar el efecto del interés compuesto y para reducir el impacto de las fluctuaciones del mercado.
Siguiendo estas estrategias, podemos invertir sin riesgo o con un riesgo muy bajo, y obtener una rentabilidad razonable para nuestros objetivos financieros. Sin embargo, debemos tener en cuenta que no existe una inversión totalmente libre de riesgo, y que toda inversión implica un cierto grado de incertidumbre. Por eso, siempre es recomendable hacer una investigación exhaustiva y consultar con un asesor financiero antes de tomar cualquier decisión de inversión.